28 octubre 2010

Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde. 
Sir Francis Bacon

25 octubre 2010

Entonces, ¿a quién?

Cuéntale. Haz igual que siempre. Cuéntale desde lo más profundo y sus respuestas serán las mismas de siempre:

- Vaya...
- ¿Y qué vas a hacer?
- Yo en tu lugar estaría perdida.
- No sé qué decirte...
- Bah, no te preocupes, tampoco es algo por lo que tengas que comerte mucho el coco.

Gracias, me has ayudado mucho, enserio.

23 octubre 2010

En aquella habitación.

En posición de dormida, pero más despierta que nunca. Lo noto entrar. Despacito. Muy despacito. Lo noto dentro, y me desbordo. Deseo que se aprise, pero mi cuerpo no quiere. Esa sensación es la mejor de todo el ritual. Veo su cara. Imagino la mia. Y cierro los ojos. Me dejo llevar. Mientras, acelera poco a poco, siempre pensando en mí. Abro los ojos y noto el placer en los suyos. Vuelvo a cerrarlos y le siento tan profundo... Me nota, y lo nota. Le exijo y me da. Y cuando siento que no puedo ir más lejos... que estoy en lo más alto, pero quiero seguir escalando y subiendo, pero estoy en el límite. Y crees que vas a explotar, pero no llega hasta segundos más tarde. Eso, eso es lo peor. Hasta que llega y mueres, y te olvidas de TODO por un momento. No recuerdas si la luz estaba encendida o apagada. En ese momento, NADA importa. Y crees que acaba, pero sigue. 
Él sabe perfectamente cuando acaba. 

Cuando tú.

Rápido. Ahora despacio. Ahora lo oigo. Ahora no respiro. Silencio. Siento como acelera. Sonrío. Se para. Ahora grita. Ya no. Más rápido. Me ilumina su luz. Me ciega. Sale. Veo como desaparece. Pero vuelve. Entra. Y lo vuelvo a oír. Creo que me mata. Pero se emociona. Se abre. Se cierra. Bombea aquí. Y allá. Y lo noto. A cada instante. Acércate. Más. Ya casi no lo puedo controlar. Te vas. Se para.
Y así va...

15 octubre 2010

Me dijo:

Él: - Una vez salí de la mente de una mente libre, pero me dió miedo la altura. Así que colgándome desde uno de los cabellos de su pelo, fui bajando hasta sus ojos, para reposar en la hamaca de sus pestañas. Para ver lo que ella viera. Y así ella pudiera verme, ya que ese era su sueño.
Él: - Por cierto, la história que te he contado, no se la cuentes a nadie. 
Ella: - ¿Por qué?
Él: - Es un secreto.
Ella: - ¿Así?
Él: - Sí.
Ella: - ¿Por qué?
Él: - Porqué si lo hicieras, la gente empezaria a buscarme en tus ojos, y me da verguenza que me encuentren. Por eso me busqué unos tan grandes.



Lo siento, pero te lo merecías.  M.

Caminar para atrás.

Creía que lo tenía todo, creía que era feliz, que tenía todo cuanto quería y cuando quería. Creía que no necesitaba tanto, que con poco me bastaba. Con poco, pero no con nada. Nada es demasiado poco, mejor decir menos de lo que creía que merecía, pero mucho menos. Fue verle. Comparar su vida con la mia. Pero el también se queja, como yo. También le gustaría tener más, como a mí. Pero sin embargo, yo creo que a él no le queda otra que quejarse, porque lo tiene todo. No tengo fuerzas para continuar, para aguantar más, pero tengo muchisimas ganas. Me cuesta verle y ser un par de desconocidos después. Me cuesta entrar, solo pienso en salir. Me cuesta muy poco llorar, a cada momento siento esa presión que intento esconder. Me consuela pensar que queda poco, que le tengo, que los tengo.
Hay que tomarse esto como un juego en el que solo te queda una vida, tu vida, y estás jugando la última pantalla. Suerte.

03 octubre 2010

Siempre así.

Parece típico, pero cierto: sentirse estúpida, utilizada, como esa muñeca vieja y rota, no es nada agradable, y duele... Déjate llevar por lo que sientes. Deja que tu corazón conteste todas las preguntas. Deja que te coman la cabeza con palabras bonitas. Deja que tu pecho se acelere cada vez que te toque. Sonríe cada vez que te mire. Comentale cualquier movimiento que tenga en cualquier red social. Dejate llevar cuando él crea que es el momento. Sé buena persona. No te atrevas a decir realmente lo que piensas, no vaya a ser que hieras a alguien.

Así no le harás esperar y te podrá herir antes. A cada película, independientemente de que sea un final feliz o no, le llega su the end

02 octubre 2010

- Mira allí arriba y dime que ves.
- No veo nada de extraño. Está todo igual. Como siempre.
- Ese es el problema. Nada es igual que siempre. Nunca.
- Y entonces, ¿se puede saber que es lo que tendría que ver?
- Dímelo tu. Yo no ya no puedo ver.

01 octubre 2010

Sigo ahí.

¿Cuando te das cuenta de qué las cosas cambian? ¿A partir de qué momento empiezas a notarlo? ¿Cómo puedes saber distinguir entre lo que es rutina y lo que no, si la rutina nunca es igual cada día?

Y si tratas de ser justo, 
solo es justo el corazón.
Aunque los demás órganos
tratarán de quitarle la razón.
(VDV)