23 octubre 2010

En aquella habitación.

En posición de dormida, pero más despierta que nunca. Lo noto entrar. Despacito. Muy despacito. Lo noto dentro, y me desbordo. Deseo que se aprise, pero mi cuerpo no quiere. Esa sensación es la mejor de todo el ritual. Veo su cara. Imagino la mia. Y cierro los ojos. Me dejo llevar. Mientras, acelera poco a poco, siempre pensando en mí. Abro los ojos y noto el placer en los suyos. Vuelvo a cerrarlos y le siento tan profundo... Me nota, y lo nota. Le exijo y me da. Y cuando siento que no puedo ir más lejos... que estoy en lo más alto, pero quiero seguir escalando y subiendo, pero estoy en el límite. Y crees que vas a explotar, pero no llega hasta segundos más tarde. Eso, eso es lo peor. Hasta que llega y mueres, y te olvidas de TODO por un momento. No recuerdas si la luz estaba encendida o apagada. En ese momento, NADA importa. Y crees que acaba, pero sigue. 
Él sabe perfectamente cuando acaba. 

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